13-14-15 de noviembre de 2025
Esta experiencia gráfica representa un momento cotidiano en la consulta: la llegada de un paciente. En la primera escena entra solo. La puerta se cierra. Silencio. No hay texto, solo color. Pero en las siguientes viñetas, algo empieza a insinuarse. A su alrededor, lentamente emergen figuras translúcidas, formas apenas definidas: una madre lejana, un jefe demandante, el eco de una discusión reciente, un abrazo ausente. Son los rostros de lo que no se dice: las relaciones, los miedos, los duelos, los deberes. Todo eso que no tiene código diagnóstico, pero pesa. Todo eso que también entra a consulta.
La acuarela, con su trazo impreciso y atmósfera emocional, refuerza lo intangible. No se busca narrar, sino sugerir. No se ofrece una historia cerrada, sino una invitación a mirar. Cada observador verá algo distinto. Esa ambigüedad es su potencia: recordar que, al atender a una persona, atendemos también su mundo invisible.