13-14-15 de noviembre de 2025
Presentamos el caso de una mujer de 67 años, como únicos antecedentes personales a destacar la presencia de un dolicocolon y un episodio de cólico renal por una litiasis, que acude de forma repetida a la consulta con molestias abdominales vagas y fluctuantes. Tras una primera ecografía clínica que resultó normal y generó alivio inmediato, la paciente comienza a solicitar de forma insistente que “le hagamos una ecografía” ante cualquier síntoma.
Con el tiempo, desarrolla una fuerte dependencia del recurso y muestra rechazo a ser atendida por otros profesionales que no disponen del ecógrafo o no acceden a realizarlo “para tranquilizarla”. Esto genera dificultades asistenciales, frustración en el equipo y una creciente carga emocional en la relación médico-paciente.
La experiencia describe cómo, desde la consulta de medicina de familia, se trabajó progresivamente en:
Validar su malestar sin reforzar la conducta de búsqueda tecnológica.
Introducir estrategias de educación en salud y enfoque psicosomático.
Coordinar un plan conjunto con enfermería y salud mental.
Reforzar el vínculo con límites claros y sostenidos.