13-14-15 de noviembre de 2025
Atención Primaria.
Lesión nodular facial persistente.
Enfoque individual
Mujer de 61 años sin antecedentes de interés, que consulta por aparición de lesión nodular en mejilla derecha de tres semanas de evolución. Niega fiebre. Ninguna sintomatología sistémica. No traumatismos ni picaduras recientes.
A la exploración física se aprecia una única lesión pápulo-nodular en región malar derecha, de 1 cm de diámetro, no descamativa ni pruriginosa, con signos inflamatorios leves perilesionales y contenido blanquecino en su interior.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Juicio clínico: Nódulo cutáneo a estudio.
Diagnóstico diferencial: forunculosis, absceso, tumores cutáneos, tuberculosis cutánea, leishmaniasis cutánea, sarcoidosis u otras dermatosis inflamatorias.
Tratamiento y planes de actuación
Inicialmente se pauta tratamiento empírico con metilprednisolona aceponato 0,1% y mupirocina tópicos, con escasa mejoría tras valoración posterior en dos semanas.
Evolución
Ante la ausencia de mejoría y progresión de la lesión durante más de dos meses, se solicita interconsulta telemática a Dermatología adjuntando fotografías. Tras valoración, recomiendan derivar para extirpación quirúrgica de la lesión de forma preferente. El estudio histopatológico confirma el diagnóstico de leishmaniasis cutánea, no precisando tratamiento farmacológico sistémico tras la resección total de la lesión. A posteriori, interrogando de nuevo a la paciente, nos confirma viaje reciente a Perú.
La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa causada por un protozoo del género Leishmania que se transmite a través de la picadura de mosquitos flebótomos hembra. Se puede manifestar de 3 formas: leishmaniasis cutánea, mucocutánea o visceral (kala-azar). Aunque es infrecuente, debe sospecharse ante lesiones cutáneas nodulares o ulceradas crónicas e indoloras, que no responden a tratamiento convencional, especialmente en áreas endémicas de España (cuenca mediterránea y zona centro), en pacientes con antecedentes de viajes y exposición a áreas rurales, o pacientes inmunodeprimidos.
El seguimiento longitudinal, la vigilancia clínica activa y la capacidad de sospecha diagnóstica son esenciales en nuestras consultas, permitiendo detectar signos de alarma y coordinar la derivación a otros niveles asistenciales si es necesario, evitando así demoras diagnósticas que puedan impactar en el pronóstico y calidad de vida del paciente.