13-14-15 de noviembre de 2025
Servicios de urgencias.
Diarrea y malestar general.
Enfoque individual
Hombre de 73 años, con antecedente de diabetes mellitus tipo 2 en tratamiento con metformina, que consultó por diarrea crónica de 3 a 4 deposiciones diarias, asociada a escalofríos y deterioro progresivo. La exploración física reveló abdomen doloroso a la palpación difusa, sin signos de irritación peritoneal.
La analítica mostró hipertransaminasemia (ALT: 580 U/L, AST: 732 U/L), hiperbilirrubinemia (3,81 mg/dL) y elevación significativa de reactantes de fase aguda (PCR 133,5 mg/L). La ecografía abdominal evidenció esteatosis hepática sin dilatación biliar. Posteriormente, la TC abdominal identificó un divertículo duodenal periampular sin evidencia de litiasis ni neoplasia, sugiriendo síndrome de Lemmel.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
El síndrome de Lemmel constituye una entidad poco prevalente pero clínicamente relevante. Su diagnóstico requiere una elevada sospecha clínica y pruebas de imagen avanzadas, dado que la ecografía es poco sensible para detectar divertículos. La TC y la RMN permiten una mejor definición anatómica, mientras que la CPRE representa el gold standard diagnóstico y terapéutico.
Tratamiento y planes de actuación
El manejo depende de la severidad: desde observación en pacientes asintomáticos hasta intervenciones endoscópicas (esfinterotomía, drenaje biliar) o quirúrgicas (diverticulectomía) en casos complejos.
Evolución
Actualmente estabilidad clínica.
El síndrome de Lemmel, descrito en 1934, se define como la obstrucción biliar secundaria a la compresión extrínseca del colédoco por un divertículo duodenal periampular, en ausencia de litiasis o neoplasia. Los divertículos duodenales se detectan hasta en un 22% de estudios radiológicos y en un 32% de endoscopias, aunque la mayoría son asintomáticos. Cuando producen clínica, pueden manifestarse con ictericia obstructiva, colangitis o pancreatitis. Representa una causa infrecuente de colestasis y debe incluirse en el diagnóstico diferencial, especialmente cuando no se identifican cálculos ni masas periampulares.
Esta entidad clínica debe considerarse en pacientes con ictericia obstructiva o colestasis sin litiasis ni neoplasia aparente.
Este caso subraya la necesidad de reconocer presentaciones atípicas, como la diarrea crónica, para evitar retrasos diagnósticos y optimizar el manejo terapéutico.