13-14-15 de noviembre de 2025
Mantener una perspectiva comunitaria en emergencias sanitarias.
Reconocer el valor de la movilización colectiva frente a la saturación institucional.
Tras la DANA en 2024, un grupo de profesionales sanitarios voluntarios se organizó para cubrir necesidades sanitarias de la población.
Inicialmente, una decena de voluntarios habilitó el hogar del jubilado como punto de atención, repartiendo medicación donada y resolviendo urgencias con medios propios. Rápidamente se estableció un sistema de auto-organización con los voluntarios que llegaban al centro que permitió crear un centro improvisado con triaje, consulta médica y enfermera, sala de vitales, farmacia y equipos de asistencia a domicilio. El éxito de la iniciativa, sumado a la lejanía del centro sanitario oficial, motivó que la Generalitat la reconociera oficialmente y aportara apoyo logístico y material (SAMU, mobiliario y suministros).
Ante la dificultad de acceso terrestre e incomunicación de gran parte de la población, se decidió en asamblea la realización de un rastreo activo calle por calle para identificar casos con necesidades sanitarias no cubiertas. Gracias a esta estrategia, las atenciones domiciliarias se quintuplicaron respecto a la demanda espontánea, llegando a participar hasta un centenar de voluntarios simultáneamente.
Esta experiencia se replicó posteriormente en Catarroja, donde se detectaron alrededor de 300 situaciones de necesidad sanitaria que no habrían sido identificadas sin el rastreo. Todos los casos fueron registrados digitalmente, evidenciando ante las instituciones la brecha entre la demanda aparente y la real.